Innovación Social Subversiva
Por: Luisa Fernanda Duque
La construcción de la realidad y del conocimiento objetivo
de la misma surge de la relación entre paradigmas que son completa o
parcialmente excluyentes.
“La innovación
social es un conjunto de soluciones innovadoras que surgen tras la
identificación de las fallas o vacíos ocasionados por la interacción defectuosa
de diversos sistemas de gran complejidad, como los sistemas políticos,
económicos, sociales, culturales, entre otros; que se rigen bajo la lógica del paradigma
imperante y que representan un riesgo para su propia sostenibilidad. Vivimos
una realidad que condiciona, perpetúa y acentúa dinámicas positivas y negativas
que repercuten sobre vidas y sobre las comunidades. Este contexto evidencia la
necesidad de soluciones “rebeldes” para combatir las necesidades o problemas
que resultan de la inercia
social o de las prácticas que perpetúan modelos que restan valor para lograr
transformaciones sociales[1]:”
La Innovación social se trata de “Soluciones
innovadoras, nuevas o mejoradas, a los retos que enfrentan los individuos cuyas
necesidades no son satisfechas por el mercado, y las cuales tienen un impacto
positivo en la sociedad. Estas soluciones deben ser adoptadas a través de un
proceso incluyente basado en tecnología, por beneficiarios involucrados para la
definición adecuada del problema y desarrollar una solución”
(BID, 2015).
El paradigma de la innovación social representa una
“amenaza” al paradigma capitalista y del desarrollo, ya que viene infiltrándose
poco a poco en los varios vacíos que estos han dejado a su jurisdicción, para
contrarrestar las fallas de un sistema que se niega a aceptar los obstáculos
que está enfrentando y sus claros síntomas de crisis.
“Debe reconocerse que el capitalismo no siempre es un
proceso benigno, por el contrario, puede jugar un papel importante en la
destrucción de recursos clave, reduciendo la biodiversidad del planeta y
desestabilizando el clima.” (Elkington, 2012)
La innovación social pretende dar forma y fondo a las
problemáticas y necesidades imperantes de la actualidad como: Desnutrición, miseria,
mortalidad infantil, insalubridad, falta de cobertura de servicios básicos y
elementales como el agua, mendicidad, falta de vivienda, criminalidad, exclusión
educativa, contaminación e insostenibilidad del medio ambiente, terror político,
analfabetismo, industrialización desproporcionada, tráfico animal, vulneración
de los derechos humanos, violencia, corrupción, entre otras muchas más problemáticas
que afectan la sostenibilidad social, económica, cultural y ambiental del
sistema.
La revolución de la innovación social amenaza lentamente
el statu quo al proponer cambiar el modelo predominante del bienestar
individual por el de bienestar colectivo
que conduzca al progreso social, no al económico; y cuestiona las prácticas
dominantes del capitalismo como el hiperconsumismo, proponiendo en cambio, la conciencia,
el consumo colaborativo y los servicios compartidos. No es raro que algunas de
estas soluciones prácticas lleguen incluso a cambiar comportamientos, como ejemplo
tenemos a Uber, la compañía más grande de taxis que no es propietaria de ningún
taxi, y Airbnb el proveedor más grande de acomodaciones que no es propietario de
una inmobiliaria (Goodwin, 2015); tampoco será extraño cuando las futuras
generaciones abandonen el popular sueño de ser propietarios de casas o
vehículos.
Algunas de estas soluciones prácticas llegarán incluso
a cambiar o “revolucionar” comportamientos y expectativas heredadas.
El paradigma de la innovación social se cuestiona
incluso la medida económica bajo la cual se interpreta el progreso de la
sociedad. El Producto Interno Bruto per cápita PIB[2] no es apto para
referenciar el progreso de una nación en términos del valor social que se requiere para el desarrollo, ya que éste se
refiere a la creación de beneficios o reducción de costos para la sociedad[3]. El progreso de una nación se debe medir desde la
noción del desempeño en salud, educación, calidad del agua, bienestar; no
enfocarse exclusivamente en una herramienta que mide el desempeño económico y
que no debe considerarse como lineamiento exclusivo para la toma de decisiones
que excluyen una parte de la sociedad.
“Sabemos que el PIB es defectuoso. No tiene en cuenta
el medio ambiente,
cuenta bombas y prisiones como progreso. No puede
contar con la felicidad de la comunidad, y no tiene nada que decir acerca de la
equidad o la justicia. ¿Es de extrañar que nuestro mundo, marchando al ritmo de
batería del PIB, se tambalea al borde del desastre ambiental, lleno de ira y
conflicto?” (Michael Green, 2014)
Un grupo de importantes académicos como Michael
Porter, Matthew Bishop, Darren Walker y Michael Green proponen un nuevo
indicador, el Índice de Progreso Social
o IPS[4] un indicador
que identificará el crecimiento inclusivo sostenible (inclusive sustainable
growth) y la mejora de la calidad de vida de las personas.
“Hay muchos casos de desempeño social en este mundo
que no pueden explicarse a través del éxito económico, hay países con ingresos
muy altos que no se están desempeñando muy bien en progreso social y hay países de bajos recursos que sí tienen un
buen desempeño en progreso social”[5]
(Michael Green, 2014)”
Esta nueva propuesta de indicador refleja el cambio de
mentalidad, y medirá aspectos como necesidades básicas humanas, pilares del
bienestar y oportunidad.
Sí desea conocer más sobre las dimensiones que
considera el IPS en su medición visite:
Hemos pasado del Holoceno al Antropoceno, vivimos en
un mundo que depende de las acciones que los seres humanos lleven a cabo:
“Ahora hay un movimiento en marcha para cambiar las
coordenadas de la humanidad. En 2000 Paul Crutzen, químico atmosférico
eminente, se dio cuenta de que ya no creía que estaba viviendo en el Holoceno.
Él vivía en alguna otra época, otra época la cual está formada principalmente
por la gente. Desde sus rastreros raspando el suelo de los mares a sus diques
de apresamiento de sedimentos por la gigatoneladas,
desde su despojo de los bosques para su riego de cultivos, de sus minas a millas de profundidad al derretimiento
de los glaciares, los humanos contribuyen a una época de cambio planetario .
Con un colega, Eugene Stoermer, Dr. Crutzen sugiere esta edad ser llamada el Antropoceno-
"la reciente edad del hombre"”.
De manera que es absolutamente necesario plantear soluciones
“rebeldes”, o quizá sensatas y más humanas, gestándose en todas partes del
mundo, desafiando lo institucionalizado y las costumbres dominantes. Restaurantes
con menú sin precios, donde la cena se puede pagar lavando los platos o barriendo
y contribuyendo al trabajo. Bancos que le apuestan a la inclusión financiera de
personas de escasos recursos al eliminar barreras y requerimientos en procesos,
y que de no ser por esta solución estas personas jamás podrían recurrir a
realizar transacciones electrónicas. Optima utilización de los alimentos y
espacios subutilizados para cocinar para personas que necesitan alimentarse y
necesitan ayuda, entre muchas otras soluciones.
Estas soluciones “rebeldes
y subversivas” que crean valor social, no son otra cosa que la Innovación
social. Más innovaciones sociales exitosas como la microfinanciación[6] son necesarias,
innovaciones que incluyan a la población menos favorecida y a la sociedad civil
en su totalidad.
También es necesario contagiar de empatía y suspender los
intereses individuales para descubrir que diferentes puntos de vista pueden
coexistir, y deben coexistir, en un mundo diverso para formar espacios
interculturales. Se requieren más empresas con propósito que apunten al impacto
y a un cambio de paradigma, además de una nueva economía; empresas que se
comprometan a revolucionar y reemplazar el objetivo imperante que es maximizar
la rentabilidad financiera, y en lugar de esto, alineen su estrategia
largoplacista a las necesidades sociales y límites ecosistémicos.
Este acto “subversivo o revolución” no la podrá
realizar ningún agente por sí solo, cada actor tiene su importancia debido al
grado y clase de contribución a la innovación social y por tanto al cambio social positivo. Los sectores privado,
público y sociedad civil deben involucrarse y eliminar las barreras entre ellos
para que fluyan “ideas, valores, roles
relaciones y dinero entre estos sectores”[7]
Bibliografía
·Jessica Nazzari (2014). SIX
Global Dialogue - Corporate Social Innovation. [en línea] disponible en:
http://www.socialinnovationexchange.org/global/events/six-global-dialogue-corporate-social-innovation.
[Recuperado abril 4 de 2015].
·Michael Green (2014). What the Social Progress Index an reveal about
your country. [en línea] disponible en:
http://www.ted.com/talks/michael_green_what_the_social_progress_index_can_reveal_about_your_country#t-488173.
[Recuperado abril 4 de 2015].
·John Elkington (2012). Sustainability should not
be consigned to history by Shared Value [en línea] disponible en:
http://www.theguardian.com/sustainable-business/sustainability-with-john-elkington/shared-value-john-elkington-sustainability.
. [Recuperado abril 4 de 2015].
·James A. Phills Jr., Kriss Deiglmeier, & Dale T. Mille (2008).
Rediscovering Social Innovation. [en línea] disponible en:
http://www.ssireview.org/articles/entry/rediscovering_social_innovation/.
[Recuperado abril 4 de 2015].
·Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, Dnp, Colciencias y
Anspe (2013). Memorias del Seminario Taller Los retos de la Innovación Social.
[en línea] disponible en:
http://www.politicadeinnovacionsocial.co/documents/250640/254377/Los+retos+de+la+Innovaci%C3%B3n+Social+en+Colombia.
[Recuperado 12 de febrero de 2015].
·Vicepresidencia de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de
Desarrollo (2015). Corporate Social Innovations: Driving Entrepreneurship For
Social Development.
·The Economist (2011). The Anthropocene: A man-made world. [EN
LÍNEA] Available at: http://www.economist.com/node/18741749. [Recuperado abril
4 de 2015].
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