Por: Victoria Duque, estudiante maestría en Gerencia para la Innovación Social
En la punta norte de Colombia, muy lejos de la capital
del país, está ubicado el departamento de La Guajira, que he decidido llamar
“La Tierra de los extremos”; paisajes de extrema belleza, extrema temperatura
proveniente de un sol incesante que inicia su operación a las 5:40 a.m. y apaga
su planta a las 6:30 p.m., entregando más de doce horas de radiación continua,
vientos extremos, carencia extrema de agua potable, lo cual vulnera el derecho
humano al agua, niveles extremos de necesidades básicas insatisfechas, con
indicadores de hacinamiento y falta de vivienda por encima del 50% en
poblaciones rurales y entre el 20 y 25 % en zonas urbanas y los más altos
índices de desnutrición global, ocupando el primer lugar en Colombia, según el
reporte de Crisis Humanitaria de la Defensoría del pueblo y para finalizar,
pero no menos importante, la cereza que adorna este abrebocas: el porcentaje de
personas en situación de pobreza fue del 55.8%, según el DANE (2014). Este panorama
es supremamente desalentador, pero es el lienzo perfecto para crear obras de
gran impacto social que hagan juego con esa sinfonía de color que ofrecen las
playas más inmaculadas que haya podido ver, el desierto más inspirador y las
sonrisas más cautivadoras de un pueblo colmado de cultura ancestral.
En mi camino hacia El Cabo de la Vela, en la
interminable recta que conecta a Riohacha con Cuatro vías, paralela a la vía
férrea que viaja hasta El Cerrejón, bajo cuarenta y dos grados centígrados, me
contaba el conductor, que había pasado más de una año, desde la última vez que
los guajiros vieron llorar al cielo. Y si por la Guajira no llueve, pues con la
falta de agua potable siempre escampa, en donde según el Banco Interamericano
de Desarrollo, sólo el 16% de la población cuenta con acceso al tan preciado y
escaso líquido.
Hasta este punto, el paisaje en términos de índices y
cifras ya ha sido bastante gris, por ello, quiero contarles acerca del programa
que dio a luz Colciencias en el 2012, “Ideas para el Cambio”, el cual busca
contribuir a la calidad de vida de las comunidades del país que se encuentran
en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, mediante soluciones innovadoras que
unen dos componentes clave: Ciencia y tecnología. Colciencias cuenta con dos
aliados estratégicos para materializar las iniciativas propuestas en las
convocatorias del programa: El Banco Interamericano de Desarrollo y la Agencia
Nacional para la Superación de la Pobreza (ANSPE), quienes han apoyado con
recursos técnicos y financieros, soluciones innovadoras que respondan a las
gigantescas problemáticas de las comunidades intervenidas.
El 11 de Abril de 2012, Colciencias apertura la
convocatoria para seleccionar soluciones a necesidades relacionadas con Agua y
Pobreza del programa “Ideas para el cambio”, a partir de un Banco de
Soluciones, cuyo alcance cubre al departamento de La Guajira, Putumayo y
Risaralda. Esta convocatoria estuvo dirigida a personas jurídicas y naturales
de cada departamento.
El programa tiene unos objetivos específicos a cumplir,
desde su concepción hasta la puesta en marcha, entre ellos se encuentra la
promoción del uso y apertura de conocimientos de la ciencia, la tecnología y la
innovación para atender necesidades en torno al agua y la pobreza de las
comunidades más vulneradas, dinamizando y promoviendo iniciativas y
conocimiento que contribuyan a la innovación social. Por otra parte, con la
conformación del banco de las necesidades, se logra dar visibilidad y se abre
un nuevo canal para que aquellos que viven en el olvido y son víctimas, más que
de la pobreza, de la indiferencia, puedan poner de manifiesto carencias
puntuales, trascendiendo un poca más allá del paisaje en el que se convirtieron
los diferentes informes e índices del DANE, de la defensoría del pueblo y el BID,
entre otros.
Colciencias busca también, que mediante la
documentación de todo el proceso del proyecto, se logre promover y facilitar su
adopción en otros contextos sociales, aportando a la disminución de la pobreza
y la pobreza extrema, mediante el uso y transferencia del conocimiento en
ciencia, tecnología e innovación tecnológica.
La primera fase de esta convocatoria se centra en la
postulación necesidades; de las ciento setenta y seis, la Guajira postuló
cincuenta y siete necesidades, de las cuales, cincuenta y tres cumplían con los
requisitos, cinco fueron descalificadas porque no cumplían con los criterios de
selección, cuarenta y tres ingresaron al Banco de necesidades y cinco fueron
priorizadas para darle solución. A
continuación cito cada una de ellas: 1). Abastecimiento de agua a las
comunidades indígenas Etkojo>ole, Karraisira y Paranachimana. 2).Acceso al
agua potable y saneamiento básico, Kasiche I, Kasiche II, La Parcela, Wayumano
– Maicao. 3). Construcción de Pozos profundos para el acueducto de la comunidad
Camarones. 4). Potabilizar agua para consumo humano de la comunidad Wayuú del
reservorio de La Gran Vía.
La segunda fase, cuyo objetivo es la conformación del
Banco de Soluciones a las necesidades priorizadas, estuvo dirigida a la
comunidad científica nacional y a empresas públicas y privadas, que formulen
propuestas en conjunto con la comunidad científica.
La ejecución: a la fecha se han implementado dos soluciones
que han impactado alrededor de ochenta y tres familias y cubren dos de las
cinco necesidades priorizadas en la convocatoria de “Ideas para el Cambio”.
Abastecimiento de agua a las comunidades indígenas Etkojo>ole, Karraisira y
Paranachimana y Acceso al agua potable y saneamiento básico, Kasiche I, Kasiche
II, La Parcela, Wayumano – Maicao, han sido las dos necesidades atacadas a
través de los dos proyectos ejecutados.
Agua potable mediante un
sistema de bombeo solar y por destilación, son dos alternativas que se han
venido desarrollando a partir de procesos de innovación, aprovechando una
fuente de generación de energía alterna como es la radiación solar, que abunda
en la región. Este tipo de iniciativas, claramente genera un doble beneficio;
por una parte, contribuye al desarrollo y acceso de estas comunidades a los
recursos básicos y por otra parte, los métodos utilizados generan el menor
impacto ambiental, evitando aumentar la huella de carbono con el uso de fuentes
de energía convencionales.
En la comunidad
Kamusuchiwou, ubicada en Puerto Bolívar (Guajira) se desarrolló el proyecto de
potabilización del agua mediante destilación solar utilizando una tecnología de
destilación solar, cuyo proceso se basa en el principio de efecto invernadero,
la evaporación y la condensación de agua permiten separar la sal marina y
eliminar la presencia de patógenos.
Este proceso físico evapora
el agua de mar y en el destilador quedan los residuos de sal marina. El alcance
comprendió la solución de 12 destiladores de 2.5 metros cuadrados cada uno, abarcando
un total de 25 m2 de destilación. El agua potabilizada mediante este proceso es
enviada a una caseta donde se suministra el agua segura a los habitantes de la
comunidad Kamusuchiwou. El acto inaugural de este proyecto fue el espacio
perfecto para brindar manifestaciones culturales, mediante la entonación del
himno nacional en su idioma nativo, bailes típicos, comida Wayuú y la presencia
de delegados de siete comunidades indígenas de la alta, media y baja Guajira. La
financiación de este proyecto corrió por cuenta del Departamento Administrativo
de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias) a través de su programa de
Apropiación Social del Conocimiento, y su aliado estratégico a la Agencia
Nacional para la Superación de la Pobreza Extrema (ANSPE). La ejecución estuvo
a cargo del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales
(IEPRI), de la Universidad Nacional de Colombia.
El segundo proyecto cuyo
alcance contempló el suministro de agua potable mediante un sistema de bombeo
solar se implementó en las comunidades Kasiche I y II, La Parcela y Wayúmana.
La solución se compone de paneles solares encargados de suministrar la energía necesaria
para poner a funcionar una bomba que se encuentra instalada a 40 metros de
profundidad del pozo excavado a 150 metros para la extracción de aguas
subterráneas. Posterior al proceso de extracción, el agua es conducida a un
tanque con capacidad de albergar hasta cinco mil litros de agua. Este sistema
facilita a las comunidades el acceso al recurso, a través de estaciones de agua
segura. Con esta solución no solo se logra abastecer a la comunidad,
adicionalmente, se implementaron metodologías de riego eficiente para sus
cultivos, ahora los niños cuentan con agua es la escuela y han adoptado hábitos
de higiene, gracias a la instalación de baterías sanitarias.
La entidad ejecutora del
proyecto, implementó algunas iniciativas complementarias como la instalación de
filtros de agua para las casas, un sistema de lavado de manos artesanal como
medida de manipulación de alimentos, cajas de compostaje y letrinas secas, cuyo
objetivo es reforzar la solución de saneamiento, previniendo enfermedades y
enseñando a la comunidad a seguir buenos hábitos de higiene, según manifiesta
el informe de resultados de Colciencias.
El objeto del programa
“Ideas para el cambio” menciona que de manera participativa se deben
seleccionar e implementar mínimo dos soluciones en cada departamento. A la
fecha, en La Guajira ya se implementó la cuota mínima de estas iniciativas y
aunque la dinámica y naturaleza del programa resulta bastante innovadora, este
departamento requiere que los esfuerzos sean mucho mayores y logren una
cobertura más amplia. Es una buena cuota inicial y sin duda que se puede
alcanzar mucho más impacto si se replica y se escala al resto de comunidades
afectadas.
Según el Plan de Ciencia,
Tecnología e Innovación tecnológica (CTeI) del Gobernación de La Guajira, cerca
del 71% de los habitantes Wayuú no cuenta con ningún servicio público en su
vivienda. Todas estas problemáticas, producto del aislamiento geográfico,
económico y cultural en el que se encuentran.
En mi segundo día de
estancia atrapada por la magia del Cabo de la Vela, no podía contener las ganas
de visitar el Parque Eólico Jepirachi (Vientos del Nordeste en Wayuunaiki),
ubicado en la región nororiental de la costa Atlántica, entre El Cabo de la
Vela y Puerto Bolívar. Este parque fue construido por Empresa públicas de Medellín
EPM y es el primero que se construye en el país, cuya operación comercial
inició el 19 de abril del 2004, haciendo parte de un programa para el
aprovechamiento de la energía eólica en la Alta Guajira.
El Parque tiene una
capacidad instalada de 19,5 MW de potencia nominal, está compuesto por 15
aerogeneradores de 1,3 MW cada uno, aprovechando los vientos continuos que se
presentan casi todo el año en esta parte de la península, a un promedio de 9,8
metros por segundo. Los aerogeneradores están distribuidas en dos filas, una de
ocho y la otra de siete máquinas, ocupando un área aproximada de un kilómetro
de largo en dirección paralela a la playa y 1,2 kilómetros de ancho al norte de
la ranchería Kasiwolin y al occidente de la ranchería Arutkajui.
Estar en ese lugar y sentir
como la imponencia de estas máquinas gigantescas hace contraste con la fuerza
de los vientos incesantes de La Guajira, fue inspirador, aunque esa sensación duró
muy poco, más adelante explicaré por qué.
El parque eólico Jepirachi
se encuentra registrado como Mecanismo de desarrollo Limpio (MDL) por la
Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático.
En su sitio web, Empresas
pública de Medellín EPM, manifiesta que este proyecto fue uno de los primeros
proyectos MDL firmados en el país y uno de los primeros en todo el mundo y que
las metodologías de estimación de emisiones y sobre todo las de concertación
del proyecto con la comunidad Wayuu, fueron consideradas como ejemplares por el
Banco Mundial y como referencias obligatorias para el desarrollo de proyectos
similares en otras partes del mundo, lo cual es motivo de orgullo nacional.
En nuestro intento por
sacar un registro fotográfico, se acercó una persona de seguridad que nos
impidió adentrarnos más; en vista de que no pudimos avanzar, aprovechamos su
presencia para indagar un poco más de la operación del parque y que gran
sorpresa que nos llevamos cuando preguntamos a qué zonas abastecía el parque,
pues la respuesta fue dada en un único vocablo: Medellín. En ese momento, todo
el orgullo de patria y la perplejidad que me invadía se desvaneció, viajando
por los vientos alisios.
EPM, refiriéndose al parque
Jepirachi: “Su gestión social se basa en el respeto de la integridad étnica y
cultural de la comunidad Wayuu, en el establecimiento de relaciones
de confianza y en la búsqueda de la equidad y el beneficio mutuo”, lo cual
queda en tela de juicio.
Luego de la visita al
parque eólico, pasamos a tomar agua en la casa contigua al lugar. Nos recibió
una bella familia, que nos acogió con la misma calidez que proyectan los
kilómetros de desierto de La Guajira. En una tertulia de más de dos horas,
pudimos corroborar que efectivamente toda la energía que produce Jepirachi viaja
hasta Medellín y a la comunidad anfitriona y dueña del terreno en el que opera
el parque no le queda ni un solo vatio. Está familia obtiene energía eléctrica
de una planta, cuyo funcionamiento es a base de ACPM, teniendo que invertir
aproximadamente ochenta mil pesos por semana en la compra del combustible. Esta
situación resulta tan paradójica e inverosímil. Cuando escuchaba a la dueña de
la casa hablar de las grandes problemáticas a causa de la falta de agua y de
energía, se me hacía imposible creer que Jepirachi no esté aportando a la
comunidad. Sin duda que EPM debe estar desembolsando a la Gobernación de la
Guajira una suma considerable de impuestos, pero ¿en dónde se están quedando
encolados? ¿Por qué La Guajira carece de tantas cosas? ¿Qué está haciendo la
presidencia por este departamento? Son interrogantes que a través del papel
podrían ser despejados, con los coloridos e interminables Planes de Desarrollo
que están colgados en Internet, pero la realidad de La Guajira y sus habitantes
es una realidad demasiado dura.
Anayawats (gracias en
wayuunaiki) a las inmensas sonrisas, a los calurosos abrazos, a la hospitalidad
y a la transparencia del alma de todos los Guajiros que hicieron de mi estadía
una experiencia inspiradora.
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