martes, 8 de septiembre de 2015

El reto del seguimiento ciudadano a compromisos firmados en campaña electoral por candidatos a las alcaldías municipales en el Norte del Cauca como experiencia de innovación social

Por: Sara Erazo, estudiante de la Maestría en Gerencia para la Innovación Social (Icesi)

Cuando en la Fundación para la que trabajo nos planteamos el reto de promover la participación ciudadana para hacerle seguimiento a aquellas promesas que hicieron candidatos y candidatas a las alcaldías municipales en el año 2011, pensamos que sería muy difícil de cumplir y que quizá este proceso de intervención social nos dejaría más sinsabores que los éxitos que hoy estamos disfrutando.
Antes de entrar a contar en detalles la experiencia, los logros, los “pre-éxitos” y las reflexiones sobre porqué considero que ésta es una experiencia de innovación social, empiezo por el principio.
El contexto
Jamundí, Buenos Aires, Caloto, Corinto, Guachené, Padilla, Puerto Tejada, Suárez y Villa Rica, son municipios ubicados en la región del suroccidente del país y más exactamente hacen parte del Norte del Cauca (exceptuando Jamundí que pertenece al Departamento del Valle del Cauca). Esta región se encuentra afectada por la dinámica del conflicto armado, las luchas entre los diferentes grupos armados ilegales por el control territorial y la inseguridad que trae consigo la presencia de bandas criminales. Aquí las opciones para las personas jóvenes son limitadas y el reclutamiento forzado por actores armados es una realidad que no se puede negar.
Además de todos estos factores que inciden en la baja participación ciudadana, se le añaden ingredientes de las prácticas políticas tradicionales que invaden todo el territorio colombiano como el clientelismo, la corrupción, la compra de votos y el distanciamiento de las administraciones municipales de la ciudadanía que les eligió. Y para finalizar, pero no menos importante, a todo este caldo de cultivo se le agregan imaginarios sociales que marcan tendencias en los comportamientos ciudadanos que no aportan a la consolidación de la participación y la democracia a partir de estereotipos como los siguientes: “en campaña electoral todo lo que se promete no se cumple”, “es mejor no meterse donde a uno no lo han llamado”, “que los políticos roben pero que se vean las obras”. Así las cosas… este fue el contexto en el que se desarrolló la experiencia.
La experiencia
En el año 2011, se conjugaron varias situaciones que permitieron el surgimiento de una propuesta que fue desarrollada de manera conjunta entre la empresa privada y dos organizaciones del tercer sector (la Fundación Foro Nacional por Colombia - Capítulo Regional Valle del Cauca y la Fundación Plan para la cual trabajo).
La primera fue el interés de aprovechar la coyuntura política electoral de ese año para iniciar un proceso de mejoramiento de la gestión pública municipal, entendiendo que los recursos públicos deben tener como única destinación propiciar el bienestar colectivo, que deben ser bien administrados y enfocarse estratégicamente a solucionar los problemas reales de la comunidad.
Una segunda situación fue la necesidad de fortalecer las capacidades de las comunidades para que pudieran expresar sus opiniones sobre sus necesidades más sentidas e incidir en la generación de compromisos de sus gobernantes para la superación de las mismas. Una tercera y última situación se dio alrededor de la convergencia de intereses del sector privado y de la cooperación institucional para la superación de problemas asociados a la baja participación ciudadana y a una gestión pública alejada del control social que hacen imposible la consolidación de la democracia local. Fue así como se unieron recursos de la Zona Franca del Cauca y la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional ASDI a través de Foro y Plan, desde el Proyecto “Protejamos mi Mundo”. 
El proceso se organizó en tres fases: partió de la construcción colectiva de textos de compromisos por parte de las comunidades, ampliamente representadas por organizaciones campesinas, juveniles, territoriales, afro, de mujeres, entre otras, que recogieron sus necesidades más sentidas. Estos textos se convirtieron en los Compromisos “Por un Municipio Mejor”, los cuales fueron firmados en el 2011 por candidatos y candidatas a las alcaldías municipales en actos públicos en los municipios donde se desarrolló la experiencia. En esta primera fase se unieron la Asociación de Municipios Nortecaucanos (AMUNORCA), la Fundación Panamericana para el Desarrollo (FUPAD Colombia) y la Escuela Superior de Administración Pública (ESAP).
Los textos de compromisos incluyeron propuestas de acciones para el mejoramiento de los indicadores sociales de los diferentes grupos poblaciones como la infancia, la juventud, las mujeres, los adultos mayores, entre otros. Así mismo, incluyeron aspectos claves de la vida comunitaria como el mejoramiento de ingresos, el acceso a vivienda y una mejor oferta de servicios, acceso a salud, educación, recreación y cultura. Lo clave aquí fue que los compromisos partieron del principio de que los gobernantes locales debían entregar sus municipios en mejores condiciones de aquellas en que los recibieron y que los compromisos se configuraban en el punto de partida para iniciar la experiencia de vigilancia ciudadana al cumplimiento de lo pactado.
Una siguiente fase fue la asesoría a las administraciones municipales, ya elegidas, para que incorporaran los compromisos en los Planes de Desarrollo Municipales 2012 – 2015.
La tercera fase fue la conformación de comisiones ciudadanas por municipio en el 2012, compuestas por mujeres y hombres ampliamente reconocidos por su trayectoria comunitaria, quienes recibieron formación y desarrollaron habilidades para el seguimiento al cumplimiento de compromisos por parte de su gobernante local. Se estableció como producto la elaboración de un informe anual de seguimiento a la gestión pública con una metodología sencilla diseñada para implementarse en corto tiempo, de fácil apropiación por parte de las comunidades y que incluye una interacción amable y constructiva entre la ciudadanía y los gobiernos locales.
Los logros
Esta experiencia implementada en la región durante los últimos 4 años cuenta entre sus logros el seguimiento sistemático de las comunidades a la gestión pública local. Hoy día cada municipio cuenta con tres informes anuales de seguimiento, los cuales son elaborados desde una perspectiva proactiva y propositiva, generando recomendaciones desde la sociedad civil a los gobiernos para mejorar su gestión.
En el proceso ha habido un claro fortalecimiento de la sociedad civil representada en más de 20 organizaciones comunitarias entre las que se cuenta una importante representación de jóvenes y de mujeres en la labor de seguimiento. Algo a destacar es que el 77% de quienes lideran el proceso son mujeres, lo cual las prepara para tener un mayor protagonismo en la escena pública y jalonar procesos de incidencia que, a mediano y largo plazo, permitirán también avanzar en la garantía de sus derechos y en su participación activa en la construcción de políticas públicas.
Ya hay una rutina de seguimiento establecida. Las alcaldías están comprometidas con entregar información sobre la gestión que da cuenta del avance de sus compromisos y reconocen como valioso el ejercicio de control social. Las organizaciones buscan otras fuentes de información para triangular la información y socializan año a año sus informes con las comunidades.
En este proceso se ha demostrado que sí se puede incrementar el sentido de la ética y la responsabilidad de los alcaldes por “honrar su palabra” a pesar de su prevención inicial con el ejercicio. Sí se puede mejorar la relación Estado – Ciudadanía para el logro de objetivos comunes. Sí se puede hacer control social en una región dominada por prácticas politiqueras, marcada por el conflicto armado y signada por la pobreza y la falta de oportunidades. Sí se puede instalar de a poco una cultura del interés público sobre el interés particular. Sí se puede hacer veeduría con metodologías sencillas, usando técnicas de investigación social y realizada en corto tiempo. Sí se puede ir cambiando la cultura política y fortaleciendo la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Sí se puede hacer entender a los gobernantes que la veeduría ciudadana y el control social no son “juicios” a su gestión, sino que por el contrario son útiles a la democracia y oportunidades para establecer correctivos a su actuación.
Los “pre-éxitos”
Así como dice coloquialmente Graciela Aldana De Conde, una psicóloga que trabaja el tema de la creatividad e innovación en Colombia, desde una mirada apreciativa los errores o limitaciones deben ser considerados “pre-éxitos”, requerimos de ellos para ser conscientes de lo que se requiere ajustar o mejorar para que luego eso que hacemos se convierta en un éxito. Entonces, desde esta mirada, la experiencia que les he compartido requiere seguir perfeccionando el proceso de elaboración del informe, incluyendo datos cuantitativos. Así mismo se requiere una difusión masiva de los compromisos para generar mayor presión de la ciudadanía por su cumplimiento, al igual que mejorar la articulación con las instancias formales de representación comunitaria, como los Consejos Territoriales de Planeación (CTP), las Juntas de Acción Comunal (JAC), los Concejos Municipales, los Consejos Comunitarios y los Cabildos Indígenas, para que estos se apropien y velen por el cumplimiento de los compromisos. Es clave que los compromisos efectivamente se incluyan desde la elaboración misma de los Programas de Gobierno y luego se inserten en los Planes de Desarrollo Municipales con presupuesto para su implementación. También es fundamental la vinculación de los medios de comunicación pues si se interesan en el proceso y publican sus resultados, crece el interés de los mandatarios por cumplir los compromisos.
¿Por qué esta experiencia es innovadora?
Son varias las razones que permiten comprender esta experiencia desde la innovación social.
1.      Se resuelven problemas sociales con ideas nuevas. El proceso parte de reconocer que la baja participación ciudadana y las debilidades en la gestión pública inciden de manera sistemática en una cultura política que no promueve la veeduría y el control social afectando la consolidación de la democracia en lo local. Este tema es un hueso duro de roer, más en contextos afectados por el conflicto armado y por prácticas politiqueras. Así que la mayoría de las intervenciones sociales no fomentan el surgimiento de las veedurías y, cuando se hace, se evidencia una connotación negativa como “persecución” al alcalde de turno. De esta forma, diseñar una intervención que promueve el control ciudadano basado en una enfoque proactivo, propositivo, a través de un ejercicio práctico, pedagógico, sencillo, con una metodología de fácil apropiación por la comunidad y que incide en una mejor interacción Estado – Ciudadanía, es una idea novedosa para incidir en la resolución de problemas sociales complejos.

2.      Transformación de paradigmas. Al inicio de la experiencia no se alcanzaron a dimensionar los logros que hoy se cuentan. Primero, porque es complejo cambiar actitudes personales y estructuras estatales. Segundo, porque los imaginarios pesan y moldean comportamientos sociales, más en la cultura del “CVY (cómo voy yo)” y del “mejor no meterse donde a uno no lo han llamado”. Hoy se puede decir que es posible el cambio social y que afortunadamente la cultura se transforma. Para nuestro caso, se avanzó hacia una mayor conciencia del cuidado de lo público y de la participación ciudadana.

3.      Creación de capacidad de agencia en las personas. El proceso es liderado por hombres y mujeres que han desarrollado habilidades para el liderazgo, la participación, la incidencia y el control social. Además se ha desarrollado una apropiación en la metodología que permite que este ejercicio se pueda repetir cuantas veces se requiera, por supuesto atendiendo a la dinámica del contexto.

4.      Generación de redes y alianzas. Esta experiencia ha sido fruto de una confluencia de intereses estratégicos entre la empresa privada y la cooperación internacional para la resolución de problemas sociales complejos. Así mismo, se han convertido en aliadas del proceso las organizaciones comunitarias que hoy día hacen posible la sostenibilidad de la experiencia.

5.      Impacto. El proceso impulsado no sólo ha contribuido a fortalecer las capacidades de las organizaciones que hoy desarrollan acciones de seguimiento, control y veeduría en la región, sino que también ha incidido en la instalación de prácticas de transparencia y buen gobierno en los municipios, pues la institucionalidad pública reconoce que este ejercicio comunitario contribuye a generar alertas en los alcaldes para que su gestión pública se base en los temas a los que se han comprometido con sus comunidades, superando de esta manera una de las prácticas de la política tradicional: prometer en campaña electoral y no cumplir cuando se está en el poder. En el proceso se evidenció igualmente que las organizaciones desarrollaron mayores capacidades para la interlocución y diálogo con sus gobernantes, lo que permite una mayor incidencia en lo local.

6.      Escala y replicable. Esta experiencia puede ser replicada en otros territorios nacionales y puede ser implementada por otras organizaciones. De hecho esta experiencia es pertinente y cobra una relevancia significativa en este año de coyuntura política electoral pues se inicia un nuevo ciclo de gestión y elección de nuevos mandatarios locales (2016-2019). Además, esta experiencia podría ser clave en el escenario del posconflicto pues contribuye a que la ciudadanía tenga un rol más activo en la construcción de lo público y en la veeduría a las diferentes intervenciones sociales que se realizarán en el marco de la territorialización de los acuerdos firmados en La Habana.

7.      Sostenibilidad económica. Es una experiencia que se puede desarrollar con austeridad. Tiene 3 componentes: formación a líderes y lideresas, encuentros/diálogos ciudadanía – gobierno local y elaboración de informes anuales de seguimiento a la gestión pública (iniciativas). En términos generales, el proceso beneficia a todo el municipio donde se desarrolla la intervención pues se hace seguimiento a los compromisos adquiridos por los mandatarios locales para mejorar los indicadores sociales.

Ya para el cierre de este blog les cuento que sí se pudo y se está iniciando el proceso de realización del último informe de seguimiento que harán las comisiones ciudadanas a la gestión de sus alcaldes 2012 – 2015. Esperamos que hayan cumplido sus promesas.

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