Por: José Luis Urrea, estudiante
maestría en Gerencia para la Innovación Social (Icesi) con aportes de Luis
Alfonso Ortega, Investigador de la Fundación EcoHábitats.
Las
‘cabañuelas’ hacen parte de una arraigada tradición
campesina que buscan pronosticar la temporada de lluvia de todo el año, basándose
en la cantidad de agua que cae durante los primeros días de enero. Esta
práctica, sumada a la observación del paso de aves migratorias, la nubosidad
que rodea el Volcán Puracé, entre otros indicadores
biológicos, son las principales herramientas con las que cuentan los productores
del departamento Cauca en Colombia para descifrar el caprichoso comportamiento
del clima.
Sin
embargo, en los años recientes las temporadas de lluvias son cada vez más
irregulares en cantidad y frecuencia, las aves migratorias no siempre aciertan
las condiciones climáticas, ni tampoco las nubes se comportan como antes; estos
eventos, consecuencia de la variabilidad
climática hacen el clima cada vez más difícil de predecir; las temporadas secas y
húmedas ya no aparecen en el tiempo esperado y son más cortas o más largas de
lo usual, afectando la producción de los cultivos, bien sea porque no reciben
la radiación solar en el momento oportuno o porque la falta de lluvias, cuando
no se cuenta con sistema de riego, seca la planta y disminuye los rendimientos.
No
en vano, el Panel
Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés),
en su quinto informe de evaluación (AR5) señaló que las poblaciones más pobres
son las más vulnerables al cambio y la variabilidad climática[1], pues los medios de vida en
las zonas rurales dependen en gran medida de la agricultura, al tiempo que se
prevé un aumento de los riesgos climáticos para este sector[2], que en su gran mayoría se
localiza en la zona tropical, una de las principales afectadas por los aumentos
en la temperatura.
Los
escenarios más pesimistas informan de un aumento de hasta cuatro grados
centígrados la temperatura promedio de la tierra para finales del siglo XXI,
reduciendo dramáticamente el área para muchos cultivos que son sensibles a estos
cambios; no en vano en regiones como el Cauca el cultivo de
café ha tenido que ocupar zonas más altas (y por ende más escasas)
buscando temperaturas más óptimas para continuar con su producción. Sin
embargo, subir a las montañas los cultivos no es una práctica sostenible ni
viable para todos los productores, y por ende se deben buscar otras medidas de
adaptación al cambio climático más innovadoras.
Un
análisis específico para el sector agrícola de la región andina realizado por
el Centro Internacional de Agricultura Tropical (2013), determina que “se
requieren políticas diferenciadas, como investigación en sistemas de producción
campesina más adaptados a altas temperaturas, sequías y encharcamientos, para
los productores rurales pobres altamente dependientes de la producción
agrícola, ya que serían los más afectados ante el cambio climático”[3]. En el informe además, se
menciona que en Colombia las regiones que se deben priorizar para implementar
este tipo de políticas son el noroccidente de Cundinamarca, norte de Antioquia,
oriente de Huila y nororiente del Cauca.
Manejando el clima desde la
vereda
En
este contexto, desde el año 2014 el Programa de Investigación de CGIAR en
Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS, por sus siglas en inglés) inició un proyecto en la
zona rural del municipio de Popayán en el Cauca, de la mano de socios clave
como la Fundación Eco Hábitats y la Fundación Pro Cuenca del Río Las Piedras
para apoyar a las comunidades rurales de la cuenca de los ríos Piedras y Palacé
en el proceso de adaptación al cambio climático, incrementar la productividad y
el ingreso, y alcanzar la seguridad alimentaria y las metas de desarrollo de la
comunidad.
Este
enfoque, que también se aplica en otros países de Centroamérica, África y Asia,
ha sido llamado ‘Territorios
Sostenibles Adaptados al Clima’ – TeSAC” (en inglés, Climate-smart villages) y busca promover
tecnologías y prácticas de adaptación, servicios de información climática,
desarrollo bajo en emisiones, y planes locales de adaptación que provean apoyo
y respondan a las necesidades de las comunidades. Todo esto, de una manera
incluyente y participativa con la comunidad, con un importante enfoque de
género y equidad. El TeSAC del Cauca se encuentra en la vereda Los Cerrillos,
zona rural del municipio de Popayán.
Lo
innovador de este proyecto radica en la construcción de abajo hacia arriba, en
efecto espiral, y a múltiples escalas un proceso de adaptación planificada, a
los principales impactos del clima sobre cada uno de los componentes (suelos,
agua, ecosistemas, sistemas productivos, infraestructura) de su territorio,
considerando la capacidad de adaptación y vulnerabilidad de cada nivel de esta
escala: desde el predio hacia la vereda y de esta a niveles administrativos
superiores.
La
iniciativa busca además una transformación social de la comunidad, haciéndola
consciente de la necesidad de implementar planes de adaptación al cambio
climático que mejoren su resiliencia, y que los productores logren usar el
clima a su favor, invirtiendo el esquema tradicional de sometimiento a las
condiciones climáticas, y ser más proactivos frente a los fenómenos del clima
en lugar de dar respuestas reactivas ya cuando solo queda atender el desastre.
El
proyecto es una iniciativa a diez años, donde CCAFS además de aportar a su
financiación, facilita las herramientas y tecnologías producto de la
investigación de sus científicos en todo el mundo, y es la comunidad, en
diálogo con los investigadores, quien decide que prácticas de agricultura
sostenible implementarán en su territorio y de qué manera lo harán.
Gran
parte de estas prácticas han sido probadas y validadas por miles de
agricultores en todo el mundo, bajo diversas condiciones climáticas,
socioeconómicas y agrícolas, como las Mesas Técnicas Agroclimáticas, una idea del TeSAC de
Kaffrine en Senegal y adaptado en Colombia en tres departamentos a la fecha:
Córdoba, Sucre y Cauca. Las mesas técnicas agroclimáticas son un espacio de
diálogo entre actores del sector agropecuario en el cual mensualmente se reúnen
para socializar los pronósticos climáticos provistos por los institutos
meteorológicos, corroborar los pronósticos del mes pasado frente a las
condiciones climáticas predominantes en la región y recomendar medidas
adaptativas para los cultivos que ya se sembraron o los que se planean sembrar.
Esta
actividad permite hacer pronósticos agroclimáticos a la escala que necesitan
los productores, y les facilita el proceso de toma de decisiones; incluso en la
Mesa técnica agroclimática de
Córdoba,
estas recomendaciones llegaron hasta el municipio del Chimá, donde unos cien
productores de maíz se les recomendó mover la fecha de siembra, gracias a una sugerencia
proveniente de los actores reunidos en la mesa técnica que pronosticaba que las
lluvias se iban a retrasar. De los cerca de 150 productores que escucharon la
recomendación, más de 100 la aplicaron, y en las semanas siguientes pudieron
comprobar que la recomendación fue efectiva, al comparar los cultivos de ambos
grupos, teniendo mejor desarrollo los que acataron la recomendación. En esta
actividad participan socios clave como el Ministerio de Agricultura y
Desarrollo Rural (MADR), la Corporación Colombiana de Investigación Agrícola
(Corpoica) y gremios productores como la Federación Nacional de Cultivadores de
Cereales y Leguminosas (Fenalce) y la Federación Nacional de Arroceros
(Fedearroz). La idea es replicar este modelo en más departamentos del país.
Además
de las mesas técnicas agroclimáticas en estas regiones de Colombia, durante el
primer año de actividades se realizaron estudios de línea base en el Cauca, los
cuales permitieron ‘tomar una instantánea’ del estado actual del territorio que
permitirá comparar cinco años después con un segundo estudio que servirá para
monitorear los cambios que se han producido y al final de la iniciativa se hará
un estudio final para comprobar que la intervención produjo efectivamente
mejoras en las condiciones de vida, conocimientos, actitudes, habilidades y
prácticas de la comunidad.
La
participación social en la adaptación es la estrategia más eficaz para lograr
Territorios Sostenibles Adaptados al Clima, acompañado de una plataforma
institucional que promueve una cultura de conocimiento e interpretación del
tiempo y el clima. Para esto, se ha venido capacitando a los productores en la
medición y registro de variables climáticas como precipitación y temperatura en
sus predios, facilitándoles pluviómetros y termómetros que se instalan en sus
fincas y que permite generar pronósticos y alertas agroclimáticas tempranas con
base en redes locales de vigías del clima. Este proceso se ha venido
adelantando en la cuenca del Río Piedras en el Cauca y se espera que para el
TeSAC Los Cerrillos, se avance en su diseño e implementación en los próximos
meses.
Creando planes locales de
adaptación
Este
innovador concepto que construye resiliencia desde la base con la posibilidad
de ser escalable, se apoya en escuelas de campo, las cuales se constituyen en
espacios de aprendizaje campesino a campesino, replica y multiplicación de
medidas de adaptación. Los jóvenes juegan un papel importante en la
sostenibilidad de esta iniciativa, por lo cual también se implementa una
estrategia para lograr su vinculación en todo el proceso, a través del uso de
la tecnología como son los Sistemas de Información Geográfica, el uso y
aplicación de GPS, el diseño, edición y producción de fotografías y videos con
enfoque informativo, y al mediano plazo la identificación de mercados
incluyentes que les generen atractivos para seguir en las zonas rurales.
La
articulación entre actores es parte fundamental de este proceso; empezando
desde el ámbito local, que son las comunidades habitantes del TeSAC, las
administraciones municipales y departamentales, las autoridades ambientales y
diferentes organizaciones que realizan actividades al interior del TeSAC. Ellos
se constituyen en la plataforma institucional y local que acompaña y da
sostenibilidad al proceso; por su parte, los actores de ámbito nacional como el
Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), el Centro Nacional de
Investigaciones de Café (Cenicafé), universidades y organizaciones no
gubernamentales brindan el soporte técnico, logístico y de contrapartida para
lograr la implementación de las iniciativas. Finalmente, los centros de
investigación adscritos al Consorcio CGIAR forman parte del ámbito
internacional, que a través de CCAFS brindan soporte científico, tecnológico y
financiero.
Próximos pasos
El
concepto de TeSAC se ha venido implementando con éxito inicialmente en quince
sitios del Este y Oeste de África y el Sur de Asia, y recientemente el Gobierno de
Haryana en la India ha adoptado este modelo en otros territorios, ratificando su capacidad
de ser escalable. En Colombia, la propuesta busca además que Los Cerrillos sea
un sitio piloto para comprobar en el terreno la viabilidad y beneficios de las
prácticas probadas, así como de los planes locales de adaptación, de forma que
con el apoyo de instituciones públicas y privadas se pueda multiplicar el
modelo en otras regiones de Colombia y de América Latina, a la par con los
otros TeSAC que se implementaron en Guatemala, Honduras y Nicaragua, como parte
del portafolio de intervenciones de CCAFS en la región.
Sin
duda es un proceso a largo plazo, pero que ya está dando resultados en la
búsqueda de fortalecer las capacidades de los pequeños productores para comprender
y reaccionar con conocimiento a la variabilidad y desafíos del clima, para que
implementen prácticas sostenibles que mejoren los rendimientos de sus cultivos
y reduzcan su inseguridad alimentaria.
[1] ORTEGA, L.A.; PAZ-B, L. P. 2014. Manual para
la formulación de planes prediales de adaptación a la variabilidad climática.
Convenio 7200000325 Empresa Energética ISA SA – Fundación Pro Cuenca Río Las
Piedras - Fundación Ecohabitats 2013.
[2] : Vermeulen SJ. 2014. Climate change, food security and small-scale
producers. CCAFS Info Brief. CGIAR Research Program on Climate Change,
Agriculture and Food Security (CCAFS). Copenhague (Dinamarca). Disponible en línea en: www.ccafs.cgiar.org
[3] CIAT (Centro Internacional de
Agricultura Tropical). 2013. Evaluación de la vulnerabilidad al cambio climático
de la agricultura en la región Andina de Colombia. CIAT Políticas en Síntesis No. 13. CIAT, Cali, Colombia. 6
p.
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