Por Catalina
Rodríguez Garcés (estudiante de la Maestría en Gerencia de Empresas Sociales para la Innovación Social y el Cambio local, Universidad Eafit)
A pesar de su relativa
novedad, el concepto de innovación social ha sido tradicionalmente asociado a
los gobiernos, a las instituciones de carácter público o a las organizaciones
del sector social, pareciendo estar al margen de las dinámicas empresariales o,
por lo menos, tocándolas sólo de manera tangencial. Dicho de otra manera, las
empresas e, incluso, las instituciones financieras del sector privado, en
algunos casos, parecen darse por desentendidas de esta (relativamente nueva)
tendencia social que, más que una opción discrecional para su quehacer
económico, viene adquiriendo un carácter cada vez más obligante en el camino
hacia la sostenibilidad futura de las empresas mediante la atención adecuada y
pertinente a sus grupos de interés.
Es por esto que el
propósito de esta reflexión es tratar de identificar algunas implicaciones de
la innovación social en particular para el sector empresarial, a partir de diversas
experiencias - instituciones e iniciativas - a nivel nacional e internacional[1].
Colab – Community
Innovators Lab – Massachusetts Institute of Technology (MIT) – EEUU.
El CoLab –Community
Innovators Lab– del MIT es un laboratorio de planeación dentro del Departamento
de estudios urbanos, encargado de apoyar a las comunidades en el desarrollo y
uso de su propio conocimiento para mejorar la planeación, la política y los
recursos de comunidades marginales. Uno de los principios en los que basa su
acción consiste en conceptualizar la planeación urbana como una disciplina
participativa, lo que significa que los barrios, las ciudades y las comunidades
en las que trabajan los planeadores deben participar de manera significativa en
la planeación de su propio futuro. Bajo este contexto, para Colab la innovación colaborativa es el medio más efectivo
para generar soluciones sostenibles a los problemas locales y globales.
Su esquema de trabajo
comprende 3 abordajes básicos: modelado (construcción de modelos de futuro
deseables con la participación de las comunidades implicadas); co-creación de
conocimiento (atribuyendo al conocimiento institucional y académico la misma
importancia que al originado en las comunidades) y la articulación (creación de
vínculos entre líderes institucionales y líderes comunitarios para juntar las
piezas de la solución a los problemas sociales). Ejemplos de sus intervenciones
han sido los Mel King Community Fellows (espacios periódicos de análisis y
discusión entre líderes comunitarios y expertos académicos), y de manera
puntual los promovidos en el Bronx (Nueva York) donde líderes comunitarios,
académicos y empresariales fueron reunidos en un mismo espacio para tratar de
reducir las brechas entre los bajos niveles de educación y calidad de vida de
los habitantes de la zona y los recursos y posibilidades ofrecidos por las
universidades y empresas allí ubicadas, dando pie a la generación de negocios por
parte de la comunidad para que respondieran a las diferentes necesidades de
provisión de bienes y servicios para estas instituciones, contribuyendo a
remplazar la inseguridad del sector por una convivencia un poco más sana
mediada por relaciones de carácter colaborativo.
Socialab - Chile
Consiste en una
plataforma de apoyo para emprendedores sociales provenientes sobre todo de las
comunidades mismas que presentan altos niveles de necesidades básicas
insatisfechas, mediante el diseño de desafíos que atraen la participación de
numerosos emprendedores sociales en América Latina y el mundo promoviendo la
innovación social a través de la gestión de recursos que son canalizados en
premios hacia las propuestas más destacadas. Socialab inició con el desarrollo
de productos que contribuyeran a crear o facilitar cambios sociales (es una
spin off de Techo, ONG dedicada a proveer soluciones de vivienda a sectores
desiguales), y en ese proceso comprendió que no es posible hacer innovación
social sin co-crearla con los usuarios de la misma. Y que igualmente es necesario
cierto nivel de capacidad institucional - y también financiera - para escalar
las soluciones. Más adelante comprendió, también, que al hablar de co-creación
se hace referencia no sólo a la relación con los usuarios sino a la relación
con otras instituciones y empresas para sumar recursos y esfuerzos, e
incrementar el impacto de las innovaciones.
En este proceso,
Socialab descubrió el principio elemental de los negocios a la Base de la Pirámide
entendiendo que si las poblaciones de bajos ingresos no adquieren ciertos
productos no es exactamente porque no tengan la capacidad adquisitiva para
hacerlo, sino porque dichos productos no están diseñados de acuerdo a sus
necesidades, ni las formas de pago adecuadas a sus posibilidades. Uno de estos casos
fue el de la iniciativa Algramo (apoyada por Socialab) que identificó ciertos
sobrecostos en los productos empacados en tamaño personal (42% más respecto a
los otros tamaños) vendidos en comunidades de estratos bajos, y diseñó un
sistema de compra al por mayor y venta al público a precios de mayorista
utilizando tarros reciclables como empaque para reducir los costos y el precio
de venta hasta en un 40%.
Arrendamiento social – Banco Interamericano de Desarrollo (BID),
Comfama y Bancolombia
El programa de arrendamiento social es una
propuesta novedosa de acceso a vivienda de interés social, que permite que las
familias a través del pago de un canon de arrendamiento durante tres años,
habitando la vivienda y con el compromiso de abonar sus cesantías y cuotas
extras al cabo de este periodo, puedan ser sujeto de crédito con la banca
comercial para completar la financiación de su vivienda. En este caso se
destaca la participación del sector privado por parte de Bancolombia, cuyo
aporte a esta innovación social consistió en la adaptación interna que debió
realizar a sus procesos y criterios de calificación de riesgo para créditos
hipotecarios, puesto que de otra manera la población a beneficiar no podría
acceder a una vivienda propia sólo con el subsidio que otorgan las Cajas de
compensación, contribuyendo así a la bancarización de este segmento
poblacional, posibilitándole la construcción de historiales crediticios.
Edyficar – Perú
Se trata de una entidad financiera que
identificó que cuando los hogares deciden hacer mejoramientos de vivienda lo
hacen mediante autoconstrucción, y que en ese proceso intervienen además otros
agentes tales como los maestros de obra y las ferreterías, a quienes convirtió
en sus aliados para referir clientes. De esta manera, estos actores refieren a
las familias autoconstructoras hacia Edyficar para la solicitud de
microcréditos orientados a la adecuación de sus viviendas, y mientras tanto los
maestros de obra y las ferreterías reciben de la entidad capacitaciones y
comisiones, asegurando su clientela para el desarrollo de las obras.
Te Creemos –
México
Te Creemos es una
microfinanciera mexicana líder en promover tecnologías ecoeficientes para Mipymes
y ganadora de un premio del Fondo Multilateral de inversiones – FOMIN - por la
promoción de financiamiento verde para permitirle a las empresas un ahorro
significativo de energía y una reducción significativa de costos mediante la
financiación de productos que pueden provenir de diversas tecnologías.
Implicaciones para el sector
empresarial
A partir de
experiencias como las anteriores (de las cuales hay muchas más en todo el
mundo) se derivan interesantes implicaciones para las empresas en materia de
innovación social. Algunas, son implicaciones directas de estos ejemplos;
otras, lo son de manera indirecta:
- Como
actores clave de los sistemas económico y social que impactan a las
poblaciones, ya sea de manera positiva o negativa, las empresas están obligadas
a participar en la planeación y construcción
de futuros deseables en colaboración con las comunidades y con las
instancias públicas de sus zonas de influencia. Tal es la enseñanza que dejan
experiencias como la del Colab. Un ejemplo real de ello lo constituye el Comité
Universidad – Empresa - Estado en Medellín (donde falta mayor peso de la sociedad
civil), y también los programas de desarrollo de proveedores que han desplegado
grandes empresas con emprendedores de sus comunidades cercanas o de los
programas de emprendimiento de la ciudad, contribuyendo
incluso a la creación de negocios sociales, e imprimiéndoles orientación hacia
la rentabilidad y la sostenibilidad, constituyendo así semillas de
innovación social sostenible en sus entornos.
- Para
lo anterior, es necesario que las empresas tengan un conocimiento profundo de sus entornos, para que cualquier
innovación social que decidan emprender dirigida hacia sus comunidades aledañas
se realice con la debida atención y respeto a sus costumbres y particularidades.
Colab, por ejemplo, privilegia el uso de la Teoría U como mecanismo para
conocer profundamente las comunidades sobre las cuales actúa. Esta metodología de
observar, retirarse y actuar, de hecho, se viene aplicando cada vez con más
fuerza en el mundo de los negocios, lo que significa que podría ser aplicada con
cierta facilidad en el desarrollo de innovaciones sociales por parte de las empresas,
ya sea en zonas urbanas o rurales.
- Las
consideraciones anteriores inducen a pensar que, en la medida en que las
empresas asumen un papel activo como agentes de innovación social en los
territorios donde se asientan, automáticamente se convierten también en agentes
clave para el desarrollo local, el fortalecimiento
del capital humano y social, y la producción de conocimiento para uso social.
- Aunque
la medición de impacto de las innovaciones sociales continua siendo un reto,
son justamente las empresas las que por sus dinámicas comerciales y estrategias
organizacionales tienen mayor trayectoria
y mejores instrumentos para la medición de impacto, de manera que podrían
contribuir de manera importante a este gran desafío del desarrollo social. De
modo similar, el sector privado en general (es decir, empresas y entidades
financieras) suele disponer de un músculo
financiero importante para poner en marcha el desarrollo de innovaciones
sociales a cualquier escala (local, nacional, internacional) no comparable con
los recursos públicos que normalmente son escasos o tienen numerosas restricciones
de uso justamente por su origen.
- La
incursión de las empresas en materia de innovación social no se realiza por
fuera de ésta sino de manera endógena, es decir, que debe implicar el fortalecimiento de sus capacidades internas y la
transformación de su propia cultura organizacional puesto que el desarrollo
de la innovación social implica por sí mismo altas inversiones en términos de
tiempo, esfuerzo y recursos; es decir, resulta necesario alinear diferentes
áreas de la organización para movilizarla en dirección hacia este propósito. De
otra manera, y como mecanismo alternativo, las empresas deberán crear alianzas con otras instituciones (públicas
o privadas) que complementen sus capacidades para el desarrollo de
innovaciones sociales.
- El
desarrollo de innovaciones sociales por parte de las empresas puede hacer parte
(o no) de sus estrategias de Responsabilidad
Social Empresarial. Independiente de que este concepto sea utilizado como
simple elemento de marketing o como un aporte real y de impacto para el
entorno, lo más importante es la conciencia que la empresa tenga acerca de la
importancia de desarrollar innovación social como agente de transformación
positiva en sus entornos, independientemente de que ésta se inscriba o no en
sus estrategias de RSE. Un caso de ello es la iniciativa Patrimonio Hoy (de
Cemex) que nació como una innovación social inscrita al área de RSE y años después
pasó a ser una unidad comercial aparte dentro de la empresa.
- La
innovación social representada en productos, como los casos presentados por
Socialab, traen a colación el concepto de negocios
a la Base de la Pirámide (BdP). Según el BID, ésta es definida como el
segmento de población que gana hasta 4 salarios mínimos (en promedio hasta 300
USD al mes). En América Latina y el Caribe la BdP representa la gran mayoría,
con un potencial de mercado colectivo de 509 mil millones de dólares y
alrededor de 350 millones de personas[2].
Es decir, la BdP, según el BID y su programa de Oportunidades para las Mayorías,
podría – y debería - ser mirada por las empresas como atractivos mercados potenciales
para sus estrategias de crecimiento mediante el desarrollo de innovación social en sus portafolios de productos y
servicios (ejm. Algramo), y no sólo como receptora pasiva de intervenciones
sociales para su desarrollo. En el marco del concepto de negocios a la BdP, en
comparación con el de Responsabilidad Social Empresarial, suena desde luego más
atractivo para las empresas el primero en términos de rentabilidad, a menos que
la empresa haga uso de mecanismos de medición de la rentabilidad social para
que la RSE resulte equivalente.
- Incluso
en países donde la BdP no representa un porcentaje alto de la población, la
innovación social en productos y servicios haría posible llegar a segmentos poblacionales desatendidos no conquistados por
ningún otro competidor en el mercado y así ganar
mayor posicionamiento (en lo que habría que poner una mayor atención es en
las estructuras de costos de los productos y servicios a ofrecer, para que la
propuesta de valor al cliente final valga la pena).
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