Del 20 al 25 de
Junio de este año se llevará a cabo la novena versión del Festival
Internacional de Percusión Tamborimba, organizado por los integrantes del
ensamble y fundación Tamborimba, quienes están formalmente constituidos desde
el año 2002. Desde la perspectiva de la ciudadanía caleña en general, este festival
podría ser sólo un evento cultural más que se desarrolla en la ciudad, sin
embargo, en calidad de espectadora y al mismo tiempo de colaboradora en la
ejecución y evaluación del festival, he decidido analizar de manera más
profunda este evento, teniendo como eje central, el emprendimiento social como
fenómeno.
Entre los
diferentes proyectos de Tamborimba, elegí repensar especialmente este porque en
comparación con otros productos y procesos, como, la grabación de los discos,
los conciertos didácticos, los proyectos en colegios, entre otros, conozco de
cerca el gran esfuerzo que implica la gestión para la preparación,
implementación y evaluación del festival, generalmente, 10 meses antes del inicio
y 3 meses después de cada versión, y también, porque ha sido el evento desde el
que se ha visibilizado a Tamborimba como organización musical.[1]
Para tratar de
responder si el Festival Internacional de Percusión Tamborimba es un proyecto de
emprendimiento social, es importante resaltar dos aspectos:
a.
Antes
de crear el festival, el ensamble Tamborimba tuvo la oportunidad de participar
en festivales internacionales en Suiza, Alemania, Argentina y Estados Unidos, lo
que les permitió ver, aprender y experimentar de primera mano, los avances en
términos musicales, específicamente en la percusión, que se estaban
desarrollando a nivel mundial, y se dieron cuenta que en Colombia no existía un
espacio de encuentro musical desde la percusión, a pesar de la importancia del
elemento rítmico en el país y sus diversas manifestaciones tanto académicas,
como populares y tradicionales, lo cual desde una mirada universal, se
constituía en una desventaja en términos culturales y académicos. Aquí se
empieza a vislumbrar una problemática.
b.
Los
cuatro integrantes del ensamble Tamborimba son docentes de percusión de las dos
facultades de música que existen en Cali, la de la Universidad del Valle y la
del Conservatorio Antonio María Valencia
del Instituto Departamental de Bellas Artes, así mismo, han sido maestros en el
Instituto Popular de Cultura y de Fundaciones de orientación musical como Notas
de Paz.
Esta labor y vocación se constituye en
un elemento fundamental que inspiró y movilizó la creación de un espacio de
difusión y promoción de la percusión, puesto que en el 2006, cuando Tamborimba
empezó a planear el primer festival (realizado en el 2007), tenían claro que éste,
más allá de ser un evento lleno de conciertos para la ciudad y el país, debía
dejar algo más, algo referido al conocimiento y la experiencia musical que
potencializara la formación teórica y técnica de los estudiantes de percusión. En
este punto se empieza a gestar una solución.
En el emprendimiento social uno de los elementos más
importantes es la creación de valor a partir de soluciones que dan respuesta a
una problemática social. “La creación de valor consiste
esencialmente en cambiar para bien las vidas de los individuos, mediante la
consecución de objetivos socialmente deseables” (SEKN, 2006)[2],
o como lo menciona Palacios (2010) “El valor
social que genera el emprendimiento social corresponde a la equidad”[3]. Desde esta perspectiva, debemos preguntarnos, cuál es el valor social
que se ha estado creando por medio del festival internacional de percusión
Tamborimba? Este interrogante se responderá desde tres perspectivas.
1.
Remoción de barreras económicas para favorecer la participación en
espacios culturales. Son muy pocas las ferias y festivales en Cali
(incluida la famosa Feria de Cali) y en Colombia que ofertan conciertos y
talleres con figuras internacionales (que además de ser músicos, son directores
o docentes en prestigiosas universidades y academias del mundo) en los que la
entrada sea libre. Generalmente, a los conciertos de músicos de talla
internacional sólo pueden asistir quienes tiene la capacidad financiera para
comprar las boletas, quedando así excluida un alto porcentaje de los ciudadanos
que aunque quisieran participar, no pueden.
Este elemento
fue evaluado desde el primer momento por parte de Tamborimba, y decidieron
tomar las medidas necesarias para que la mayoría, o preferiblemente, la
totalidad de las actividades del festival fueran gratuitas. Es por eso que cada
año gestionan con entidades privadas (Proartes, La Alianza Francesa, Comfandi,
Cámara de Comercio de Cali, Fundación Hispanoameriacana, entre otros) y
públicas (Universidad del Valle, Secretaria de Cultura, el IPC, El Instituto
Departamental de Bellas Artes, El Ministerio de Cultura y La secretaria
departamental de Cultura) la financiación del evento. Este es un paso fundamental
para favorecer la inclusión y la equidad.
Entre las
grandes figuras de la percusión que los ciudadanos caleños y de otras regiones
del país han podido disfrutar de manera gratuita están: Los ganadores del
premio Grammy Alex Acuña (también ex baterista de Elvis Presly), Los Gaiteros
de San Jacinto (Grupo de la costa atlántica colombiana) y Antonio Sánchez
(Músico de la banda sonora de la película nominada al Oscar “Birdman” y
considerado como el mejor baterista del mundo). Además de Robby Ameen
(Baterista del grupo los seis del solar del famoso cantautor, Rubén Blades).
Con este componente se busca que el
festival pueda llegar al mayor número de personas posible, lo cual se considera
un criterio más para reconocer este proyecto como un emprendimiento social, ya
que como menciona Curto “El emprendedor social ideal no solo debe preocuparse
de diseñar un proyecto/ organización que genere mejoras sociales sobre un
determinado sector de la sociedad, sino que debe hacerlo de tal manera que los
beneficios lleguen al mayor número de personas posible.”[4].
Para el año 2015 el objetivo del festival fue “Generar un espacio
incluyente y un punto de encuentro para estudiantes, profesionales, artistas y
la comunidad, alrededor de la percusión”. Según los informes de las ocho
versiones del festival, en promedio, 6321
personas han sido el número de asistentes, entre los conciertos y los talleres.
Aunque este número varía de acuerdo a los recursos financieros que se logre
gestionar, es evidente la acogida y los altos niveles de participación por
parte de la ciudadanía.
2. Apertura y desarrollo de
espacios académicos para los estudiantes y músicos, con los maestros más
reconocidos en el mundo y quienes marcan las tendencias en la percusión.
En el festival
los talleres se constituyen en espacios invaluables para los músicos y
estudiantes de música, ya que tienen la oportunidad de interactuar con
destacados percusionistas académicos, populares y de tradición, quienes por
medio de actividades prácticas les brindan conocimientos actualizados y
resuelven las inquietudes que el público asistente le expone.
Los estudiantes han tenido la oportunidad de conocer e intercambiar
experiencias con los autores de los métodos y obras, que son base de su formación
como instrumentistas, entre estos están: Frederic Macarez (Timpanista principal
de la orquesta de París y profesor del coservatorio regional de París), David
Friedman (Vibrafonista y director del departamento de Jazz de la universidad de
Berlin), Victor Mendoza (Vibrafonista y Director del departamento de Jazz de
Berklee en Valencia España) y Anne-Julie Caron (Marimbista y profesora del
conservatorio de percusión de Quebec-Canada). Guardando las debidas
proporciones, se puede decir que estos autores son como lo es Freud o Lacan
para el psicoanálisis, o como lo es Gabriel García Márquez para quienes
estudian el realismo mágico.
Alvord, Brown y
Letts (2002) mencionan cómo diferentes innovaciones llevadas a cabo por los
emprendedores sociales tienen un impacto favorable en el desarrollo. Para
ellos, los emprendedores sociales innovan de tres maneras diferentes: (1)
construyendo capacidades locales, (2) diseminando un paquete de
innovación para atacar una necesidad específica ampliamente distribuida; y finalmente,
(3) construyendo movimientos que generen alianzas para oponerse a abusos de las
élites o las instituciones[5]
(Alvord et al., 2002).[6]
Desde el planteamiento
anterior, se puede decir que el Festival Internacional de Percusión Tamborimba innova
especialmente desde la construcción de capacidades locales, dado que, procura
que a través de los aprendizajes y experiencias de sus estudiantes y los
percusionistas en general, que participan en los talleres, se cualifique el
nivel académico y técnico de la percusión en Cali.
Un
recién egresado de Univalle como maestro en música (percusión), expresa: “El
festival le abre la visión a uno de cómo está el mundo de la percusión actual,
por mas videos o imágenes que uno vea de lo que pasa en nuestro medio a nivel
mundial, ese contacto directo con lo que está pasando allá afuera, lo aterriza
a uno a la realidad de lo que se espera de un músico, lo impulsa a mejorar
mucho más ya que se da cuenta uno de modo palpable de lo alto que se puede
llegar” (Alvaro Olivera). Esto podría interpretarse como un reflejo del impacto
que logra hacer el festival en el ámbito educativo.
Otro testimonio de los alcances
que puede lograr el festival es el caso
de un joven músico recién egresado del conservatorio de Cali, quien después de
conocer al maestro Sejourné, docente de percusión del conservatorio de Estrasburgo
(Ciudad en la que nace el primer grupo de percusión de la historia), durante un
taller de la VII versión del festival, aplicó por un cupo para realizar sus
estudios de maestría en este instituto de Francia. El maestro Sejourné,
confiando en el proceso que el estudiante realizó con uno de los integrantes de
Tamborimba (El maestro Jordán), le brindó la oportunidad de ingresar a éste para
continuar sus estudios.
Además de todo lo expuesto, es relevante resaltar que los estudiantes
también han tenido la oportunidad de tocar con artistas nacionales e
internacionales en algunos conciertos del festival, logrando compartir
presentaciones en vivo, lo cual para un músico se constituye en una experiencia
muy valiosa y que enriquece su formación, tanto así que se constituyen en
experiencias dignas de ser presentadas en sus hojas de vida. Al respecto, un
estudiante de Univalle refiere “El festival ha dejado en mi formación muchas
experiencias únicas e inigualables como la exigencia de ensamblar obras
exigentes con reducido tiempo. Al igual del privilegio de tocar con grandes
artistas y aprender de ellos.” (Omar Cárdenas).
3.
Reconocimiento e integración de la música popular, académica y tradicional
El último valor
social compartido o creado, es decir, aquel valor que llega a la sociedad en
general y no a manos privadas, tiene que ver con la riqueza musical que
proyecta el festival. A partir de la experiencia musical de los integrantes del
ensamble Tamborimba, estos identifican que los tres tipos generales de la
música (la académica, la tradicional y la popular), deben ser apreciados,
evidenciando su naturaleza y aporte al mundo desde la percusión, es por esta
razón que el festival proyecta esta intención, invitando artistas académicos,
tradicionales y populares, nacionales e internacionales.
Esta apuesta
favorece el rompimiento de las barreras y prejuicios que pueden surgir entre
los músicos de diferentes géneros, y a la vez promueve la integración a partir
de la aceptación y reconocimiento de lo que otros percusionistas aportan y
logran a nivel musical. En esta medida se favorece procesos de empatía en medio
del intercambio artístico y cultural.
Un segundo
elemento que se logra al convocar percusionistas de diferentes tipos de música
en un mismo festival, es que moviliza la asistencia de mayor público, dado que
apunta a diversos intereses, y en esta medida se incentiva al público a enriquecer
su experiencia con la música, desde la escucha de nuevas propuestas entorno a
la Percusión.
Finalmente, se
puede concluir desde la perspectiva de la creación de valor social, que el
Festival internacional de percusión Tamborimba se ha estado consolidando como
un emprendimiento social, puesto que aporta directamente a la inclusión artística
y cultural, la generación de experiencias y oportunidades educativas en el ámbito
musical, así como en el intercambio y reconocimiento desde los diferentes tipos
de música; siendo todos estos, elementos de impacto en la construcción de equidad
social por medio del establecimiento de alianzas.
Bibliografía
-
Guzmán, A.,&
Trujillo, M. (2008). Emprendimiento Social: Revisión de literatura. Colombia.
Estudios Gerenciales. Vol 24 N° 109.
-
Palacios.
G. (2010). Emprendimiento social: Integrando a los excluidos en ámbito rural.
Revista de Ciencias Sociales. Vol XVI, N°4.
-
Curto, M. (2012).
Los emprendedores sociales: innovación al servicio del cambio social. España:
IESE Busieness School.
[2] Gúzman y Trujillo. (2008). Pág. 115
[3]
Palacios, G. (2010). Pág.581
[4]
Curto, M. (2012).
Pág. 17
[5] Las otras
dos maneras con las que puede innovar un emprendedor social, desde la
perspectiva de Alvord, Brown y Letts, podrían ser objeto de análisis en otro
momento, ya que a groso modo se logran vislumbrar en el proceso que ha
desarrollado la Fundación Tamborimba desde el festival y desde otros proyectos.
[6] Gúzman y
Trujillo. (2008). Pág.
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